miércoles, 23 de enero de 2008

Sabias palabras de nuestro amigo COCOMIEL.


Y si del oficio hablamos, tengo para mí que uno de los mejores momentos que puede vivir un librero es cuando siente haber hecho un lector, una recomendación que vuelve en forma de agradecimiento, de complicidad que trasciende el intercambio comercial. Son los momentos, factor monetario aparte, que nos dan sentido, y que nos hacen sentir que nuestra profesión sirve para algo. No hace falta mucho para ello, un potencial lector y un buen libro en el estante alcanzan, lo demás se dará o no, pero nuestra tarea habrá sido hecha. Los libreros nos pasamos la vida extendiendo una mano que contiene un libro hacia alguien. Así de alguna manera podemos, ejercitando un reduccionismo extremo, caracterizar la profesión básicamente como un ademán. Un ademán amistoso y esperanzado. En los tiempos que corren, no es poca cosa.............


Nos llenan de emoción estas humildes palabras de nuestro "gurú"del libro COCOMIEL.

Lo imagino recitando estas palabras mientras les comenta a sus empleados que no les aumentará los haberes y que deberán vigilar a los clientes(todos posibles ladrones) cual POLICÍAS para impedir el hurto de libros en su afamada librería.


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